Nadie sabe de dónde provino, solo apareció,
así como la misma piedra donde se encuentra petrificada, según se cuenta que
fue de las primeras tortugas que nació en la antigüedad por esta zona. Pero
resulto extraño, que para un ser con el espíritu aventurero se encuentre en un
cuerpo con una marcada lentitud, todo muy relax como se dice hoy en día. En
nuestros días, se ha extinguido ya la última de las Galápagos, si, esa Tortuga
Galápagos o Tortuga Gigante de Florena, originaria precisamente de las islas Galápagos,
esas islas encantadas por su flora y fauna únicas que no se encuentran en
ninguna otra parte del mundo y donde Charles Darwin baso su no tan descabella
Teoría de la evolución.
Pues bien así con semejantes parientes, que
ganas no se tendría de sentirse aventurera, nuestra tuga, surcar varios mares y
conocer otras islas o continentes y así hacerse famosa, o que la conocieran en
todos lados. Bueno pero sin temer a los peligros que algunas viven aparte de ir a desovar a las playas como su
madre, abuela, tías, primas, hermanas, etc.(hablando de la familia de la
tortuga) donde sufren ataques por robar los huevos y la misma carne o cuando
salen del cascaron así como ella y recorrer, ese largo camino, que lo es para
ellas cuando nacen, del nido hasta la orilla del mar, o la peligrosa aventura
que vivió un antepasado de tuga, que fue atrapada por un águila y que le cayó
en plena cabeza a Esquilo, un dramaturgo de la antigua Grecia, a quien el
oráculo que consultaba le predijo que moriría aplastado por una casa, y así
fue, aunque no fue una casa común y corriente, si no que fue una tortuga
gigante que cuyo caparazón es para ellas como si fuera una casa.
Pero también nuestra tuga fue mudo testigo
del paso del tiempo, sus cambios y de personajes diversos que visitaban la casa
donde tuga vivía, bueno donde está la barda donde está, estos personajes eran
muy distinguidos, ya desde el vecino o vecina de junto hasta el comerciante,
pintor (pero no de brocha gorda), jardinero y más que gustaban de visitar la casa,
pero que de ellos muy pocos seguramente desconocían de tuga. Fue testigo
también cuando en una ocasión un señor hotelero y empresario de la ciudad le,
pintor y pregunto al dueño de la barda
de la casa donde tuga vivía, que le recomendara al arquitecto que le construyo
su casa, ya que tenía en sus ventanas unos arcos que le gustaron y que se
verían muy bien en donde pensaba construir una lavandería para servicio de
hotel que estaba (y aún sigue ahí quien sabe hasta cuándo) frente a la casa de
tuga, y que debió observar desde su escondite a los diversos visitantes que
llegaban a hospedarse, o jugaban frontenis, también fue cómplice de muchos de
nosotros cuando nos escabullíamos por el estacionamiento para entrar al hotel y
jugar billar o lo más extraordinario el disfrutar de esa pequeña sala de cine
que alguna vez existió en ese hotel donde pese a varios cambios que ha tenido,
aun se ven nadando las flores de gardenias aromatizando el lugar.
Y es así que según esta breve leyenda, la
tortuga tuga, nuestra tuga, no quiso seguir su destino como su demás parentela,
se quiso inmortalizar y más que nada quería quedar para la posteridad, y es por
ello que aparece solidificada en una roca, en su centro de observación o
escondite de la barda de una casa, para asombro y gusto de propios y extraños.
ESTA ES NUESTRA TUGA, LA TORTUGA DE FORTIN |
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