Los Polvorones del Globo

   Cuando pasa uno por la calle nueve entre las avenidas dos y cuatro, una zona por demás conocida y transitada, nadie se imagina, que en ese centro joyero, existió otro negocio, también relacionado con ventas pero de distintas cosas.
   Siempre era el ir a esta tienda de la señora Feliciana a comprar algún recuerdo o regalo o algún objeto o adorno para la casa, ya sea ir con mi madre o con mi abuela. Vago recuerdo tengo de la señora Feliciana pero de que era de origen español lo era y de una aire bonachón y su acento español inconfundible que cuando se ponía a platicar con mi abuela se le podía notar, no tenga la certeza de donde era, pero al parecer cerca de Vitoria, España, y la amistad con mi abuela fue por el constante trato como cliente que era de la tienda El Globo, y que la mayoría de las veces la acompañe.
   Claro que no era por las imágenes, ni los objetos para adornar la casa o escoger algún regalo que se fuera a dar, era mas bien el gusto por acompañarlas cuando me decían de que pasarían al Globo, no era por el regalo para algún familiar o amistad o que conseguir una buena sombrilla, o no importaba que se pasara primero al mercado antes de ir ahí, era más que nada por lo que yo le llamaría la esencia de la tienda, unos polvorones como nunca en ningún otro lado he probado, si los Polvorones del Globo.
   Creo que ni la Carlota que servían en la cafetería que existió en la farmacia de Dios, que estaba en la avenida uno ni el helado en la extinta Danesa 33 ubicada en frente de donde se encontraba la terminal del ADO en la calle dos esquina con avenida tres, se compararía por el gusto de pasar aunque sea por esos polvorones a la tienda de la señora Feliciana, que mientras platicaban ella y mi abuela yo disfrutaba de esos Polvorones de El Globo.
   Bueno cuando uno esta chamaco, cualquier cosa que sea dulce nos gusta pero no estos polvorones ya que es mas que un gusto que  no se si aun se lleguen a conocer por que alguna magia han de tener o tuvieron..... Apoco no???